jueves, 14 de mayo de 2009

Doña Juana

-Este toque nada mas no se acaba.
-Fúmatelo rápido antes de que llegue mi mamá.
-Espérate, chíngate el tuyo y cállate.
-Ya fue, apúrale, deja de ladrar.
-Prende un cigarro, para que se vaya el olor.

Me levanté, subí las escaleras de aluminio y llegue al techo. Me senté en una silla de esas que se mesen, adelante y atrás, adelante y atrás. La bacha me quemó horrible los dedos.

Y ahí me estuve un rato, mientras.

-Ya me dio hambre.- me dije – ¡Wey! Prepárate algo para cenar, ¿no?
-¡Solo hay quesadillas!
-Putamadre, es lo que cenamos todos los días, ¿qué no hay nada mas?
-¡No!
-Okey, no hay pedo – dije, aunque no creo que me haya escuchado.

Pasaron como unos quince minutos, y yo dormitaba.
-¡Ya bájate wey!-me gritaron.
-¿Ya están?
-¡Ya!, ¡vete por una coca!
-¡Dame!
-Ponla tú wey.
No respondí, me quedé pensando en que solo traía quince pesos.
-Bueno, micha y micha
-Okey, pero bájate ya!, que ya mero llega mi mamá.

Bajé y me dio el dinero. Salí por la puerta de metal que rechina bien feo.

-Puta, ya ponle grasa a esta madre- le dije
Baje los tres escalones y corrí a la tienda.

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